Los biocidas son sustancias o mezcla de varias sustancias activas entre las cuales se incluyen los microorganismos. Estos productos tienen como fin eliminar organismos nocivos en los alimentos, de manera que se dedican a destruir, contrarrestar, neutralizar o impedir su acción. Su presencia en la agricultura viene derivada de los perjuicios que producen las plagas que pueden acabar con una cosecha debido a organismos nocivos que se dedican a devorar los cultivos. El fin de los biocidas es eliminar este peligro, pero con unas características muy especiales.
Existen 22 tipos de productos biocidas que están catalogados en cuatro grupos fundamentales: Desinfectantes, conservantes, plaguicidas y otros biocidas. Su forma de presentación puede ser de tres tipos:
- Biológica: con sustancias creadas por los organismos superiores para auto defenderse del resto.
- Física: radiando energía que mediante oxida la pared proteica quemando el microorganismo.
- Biocidas de tipo químico: que pueden ser orgánicos e inorgánicos, como dióxido de cloro y cloruros de alquilo, entre otros.
La lisis es la clave
El principio de actuación de los biocidas se basa en incidir sobre la propia membrada de la célula del organismo nocivo, penetrando en él y destruyendo los sistemas que le permiten existir. A lo que provoca el biocida le llamamos Lisis o ruptura de la membrana celular formada por células o bacterias, y que es la responsable de la salida del material intracelular. Así es como actúan sobre las reacciones bioquímicas que sostienen la vida en el organismo acabando con ellas y destruyendo al enemigo.
Se trata de sustancias peligrosas muy controladas por los organismos correspondientes cuyo uso en el sector sector agro alimentario está muy regulado tanto en agricultura como en postcosecha ya que al fin y al cabo se encuentra en contacto con alimentos. Sus usos mas comunes son los de desinfección de superficies, canalizaciones, recipientes o maquinaria que contacta con alimentos, desinfección de agua potable y conservación de alimentos.