Si eres observador te habrás dado cuenta de que las condiciones climáticas afectan directamente a las plagas y a la evolución de las mismas y que las más comunes se producen en primavera y verano debido a que los insectos van buscando la humedad y los rincones fríos de los hogares y los locales comerciales.
Además, el aumento de las temperaturas y la abundancia de comida hacen que la presencia de una plaga sea más fácil que durante el invierno.
Ya no solo es el miedo, el asco o las molestias que pueda ocasionar una plaga en el hogar, sino también se trata de un problema sanitario que si no se resuelve puede ser bastante grave. Las plagas son transmisoras de enfermedades y la gran mayoría producen contaminación de alimentos que pueden ocasionar incluso la muerte.
Las principales plagas del verano son las causadas por insectos y es muy común sufrir una invasión de mosquitos, cucarachas, hormigas o moscas tanto en los hogares y casas particulares como en espacios públicos, establecimientos hosteleros u oficinas. No hay que olvidar que en casos extremos también se pueden dar infestación de roedores y aves, sobre todo el chalés y casas en el campo.
ALGUNAS MEDIDAS BÁSICAS DE PREVENCIÓN
- Limpiar los restos de comida de mesas, encimeras y suelos.
- Cerrar bien las bolsas y cubos de basura y tirarlas diariamente.
- Ventilar bien los espacios, especialmente cocinas y baños.
- Sellar grietas en el entorno de desagües de lavabos y fregaderos.
- Evitar el agua estancada.
QUÉ HACER EN CASO DE SUFRIR UNA PLAGA EN VERANO
Si detectamos una plaga en nuestra casa o negocio particulares es necesario pedir ayuda profesional, ya que atajar el problema con medios domésticos en la mayoría de los casos no soluciona el problema. Por tanto, es importante contratar los servicios de una empresa especialista en gestión y control de plagas que cuente con experiencia y que te garantice la erradicación el problema de raíz.